“Durante mucho tiempo, la replicación sintética ha estado cargada de connotaciones negativas, con preocupaciones expresadas sobre la complejidad de la estructura y el riesgo de contraparte del swap. Estos son argumentos válidos, pero muchos inversores se sienten cómodos con la estructura sintética. Valoran el hecho de que hacen un seguimiento más consistente del índice, medido por el tracking error, y en el caso de ciertas exposiciones del mercado, su rendimiento relativo superior al índice de referencia en relación con el modelo físico”, subrayan desde Morningstar.
“La réplica física es la reina, pero la sintética aún tiene su lugar. En los últimos años, muchos inversores se han dado cuenta de que el modelo sintético ofrece una ventaja de rendimiento considerable en relación con los ETF físicos para recoger el comportamiento de índices como el S&P 500 o el MSCI USA, ya que los productos sintéticos evitan el pago de retención de impuestos sobre dividendos. Los proveedores que comercializan ETF sobre el S&P 500 tanto físicos como sintéticos han confirmado un creciente interés por el vehículo sintético, tanto por parte de nuevos inversores como de los que invertían en productos físicos”, destacan desde la firma de análisis.
La visión de los grandes inversores españole“La evolución mostrada a lo largo de los últimos años por estos productos hace que casi todos ellos utilicen varias contrapartidas con el objetivo de diversificar este riesgo. Para nuestra gestión, los ETF de réplica sintética pueden ser interesantes para aquellos activos o mercados donde nos ofrecen una estructura más eficiente, como por ejemplo en bolsa americana. En este caso, al no recibir físicamente los dividendos de las compañías que estarían gravados localmente, se obtienen mejores resultados”, señala Cristina Rodríguez Iza, directora de Soluciones de Inversión de Santander AM.
En el caso de BBVA, que el ETF sea sintético tampoco implica directamente que no pueda estar en el catálogo de productos admitidos y ser objeto de inversión por parte de los gestores. “En determinados mercados, los ETF sintéticos pueden presentar ventajas de coste y liquidez. En este caso, junto con el resto de atributos que valoramos en su aprobación, se examina de manera particular la estructura con la que se ha construido dicho ETF, para verificar que nos sentimos cómodos con la misma y que no impliquen riesgos que justifiquen su exclusión, cosa que, en ciertos casos, también ha sucedido”, revela Belén Blanco, responsable de Quality Funds en BBVA
¿En qué se diferencian un ETF físico de un ETF sintético?
Por Gustavo Ibáñez Padilla.

Un ETF físico copia la rentabilidad del índice invirtiendo en la totalidad o en una parte de los constituyentes del índice.
En cambio, un ETF sintético replica la rentabilidad del índice usando contratos de swap. Por lo tanto los ETFs sintéticos tienen una canasta de valores que puede no estar relacionada con el índice que modelan. Y lo que hacen es intercambiar la rentabilidad de esta canasta por la rentabilidad del índice replicado a través de un contrato swap con una contraparte, generalmente un Banco de inversión.

El inversor puede no interesarse en estas diferencias técnicas, pero siempre es preferible contar con la mayor información posible sobre el funcionamiento real de los productos financieros sofisticados y los riesgos que traen aparejados. Los proveedores de ETFs normalmente informan si se trata de un fondo cotizado físico o uno sintético, en su prospecto de emisión
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